Las cuevas son amplias zonas cerradas de piedra o coral con el tamaño suficiente para permitir la entrada del submarinista y su movimiento dentro de ellas.
Este entorno suele poseer una iluminación inquietante, albergando seres vivos que no se encuentran en mar abierto.
La salida debe estar visible en todo momento, sino directamente a la vista, al menos el reflejo de la luz del sol.
Para bucear en ellas se debe estar entrenado para ello. Es importante el control de flotabilidad, así como saber nadar sin remover el fango de la superficie (patada de rana).
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